domingo, 22 de enero de 2012

OPINIÖN: Sobre las elecciones en LUZ y el futuro de la universidad

SOBRE LAS ELECCIONES EN LUZ Y EL FUTURO DE LA UNIVERSIDAD
El infierno está empedrado de buenas intenciones… dice un refrán popular. Ayer me sorprendió in fraganti mi querida cuñada y profesora universitaria María Corina Gómez de Lombardi al preguntarme que pensaba acerca de la noticia aparecida en LA VERDAD donde se invitaba por parte del TSJ a que en LUZ llevara a cabo las elecciones suspendidas por el mismo TSJ ante recursos interpuestos por estudiantes, obreros, empleados y profesores pro oficialistas, y en otros casos por el Presidente de la ASDELUZ. Mi primera interpretación es que ésta gente del Gobierno no se cansan de joder (y perdonen la expresión pero es que todo está tan trastocado que hasta la expresión “hijo de puta” hoy goza de una respetabilidad nunca antes vista, y todo ello por merito de los jueces del TSJ, los mismos que interpretan las leyes de acuerdo a una lógica kafkiana y siempre a favor de los designios del amo de turno) y que son tan chapuceros y tan mal intencionados en sus, a primera vistas, cándidas y buenas propuestas de participación, que ya uno no les cree nada. Que siempre hay segundas intenciones y que no juegan limpio. En verdad lo que tratan es de enredar aún más a las universidades, confundir a los universitarios y ponerlos a pelear en un desgaste estéril socavando los pequeños y grandes intereses que la dinámica universitaria ha creado, en unos casos de manera positiva, en otros, auténticas desviaciones perversas.  
Vayamos por parte.
Los mismos que suspenden las elecciones en las universidades autónomas ahora llaman a elecciones bajo el argumento de la aplicación de la nueva Ley de Educación recientemente aprobada, sólo que la Ley de Universidades quedó engavetada por la presión social de los estudiantes, mientras que la Constitución vigente entra en conflicto en aspectos medulares con la “participación” de todos los sectores universitarios (egresados, estudiantes, obreros, empelados y profesores) en los procesos electorales internos de las universidades. A su vez, los rectores de las universidades autónomas, desde hace dos años introdujeron un recurso de nulidad acerca de la LOE, y el TSJ, tan veloz en decidir acerca de las suspensiones de las elecciones, de un día para otro, se hace el “willy” y no se pronuncia. Y todavía hay gente en éste país que considera que las instituciones venezolanas se ajustan a “derecho”. Todo lo tienen revuelto y forma parte de una estrategia de dominación totalitaria y antidemocrática, en donde las universidades, tampoco escaparán, a menos que suceda lo imprevisto.  
Ahora llaman a convocar elecciones “lavándose las manos” y creando un mayor caos jurídico, administrativo y procedimental, en un momento en que la sociedad toda se juega buena parte de su futuro en la escogencia de los candidatos de las oposiciones y las presidenciales. Jugar al caos y a la confrontación permanente es una estrategia que el actual gobernante a perfeccionado y ya forma parte de su naturaleza e identidad.
Ya hoy las universidades nos lucen semi intervenidas a través de salarios miserables que apenas alcanzan para el sustento básico, por el recorte criminal del presupuesto y el regateo constante a los beneficios socios económicos conquistados luego de arduas luchas. Los procesos electorales los suspenden e imponen nuevas leyes sin tomar en cuenta a las mismas universidades. La autonomía es usada como boomerang para atentar en contra de las mismas universidades. Y los universitarios tratamos de responder a estas agresiones, aunque lo que priva es el desconcierto y la incertidumbre paralizante.
Estoy de acuerdo en otorgar, mediante previos acuerdos y consensos, que obreros y empleados se involucren en la toma de decisiones fundamentales dentro de la gerencia universitaria, que tengan su representante con derecho a voz y voto en el CU, pero ponerlos a votar pelo a pelo y a participar dentro de la dinámica universitaria bajo competencias distintas a lo que es su perfil profesional, no estoy de acuerdo. La “democracia universitaria” no es como la democracia que se ejerce en el territorio de un país, tiene sus propias características y se orienta al fomento del conocimiento científico, el arte, la cultura y la educación. Esta oferta de igualitarismo y participación, obviamente que bien intencionado, hoy nos luce engañosa. Fíjense que en las universidades bolivarianas, en las universidades militares, que son las que el actual gobierno apoya, no hay participación democrática de ningún tipo, las jerarquías se mantienen y las autoridades son nombradas a dedo.
El Gobierno está jugando con fuego y nosotros los universitarios podemos ser las próximas víctimas del aprendiz de brujo que nos mal gobierna.
Escenario 1: No hacemos las elecciones que el TSJ nos pide llevar a cabo porque no nos ponemos de acuerdo acerca del nuevo reglamento y la proporcionalidad de la participación del voto, o porque, seguimos a la espera del pronunciamiento del TSJ acerca de la nulidad de la LOE, o porque, la elecciones que intentamos hacer nos las suspenden intempestivamente. La indefinición jurídica nos paraliza y las autoridades vigentes (Rectores, Decanos, Representantes, etc,) entran en un proceso que les deslegitima, lo que llevaría al actual Gobierno, en caso de una victoria electoral aplastante, a nombrar autoridades interinas bajo la promesa de resolver lo “reglamentario y electoral”, algo que hicieron con las universidades experimentales, y que hasta el día de hoy, siguen intervenidas y secuestradas, eliminando lo que había de democrático en ellas.
Escenario 2: En un acto de audacia, como dice el Prof. Juan Berríos: “Se debe dictar un nuevo reglamento, porque no sabemos qué pueda pasar después de que venza el período, incluso de autoridades. Si no hay legitimación de las autoridades puede haber problemas, consecuencias políticas graves para las universidades”. Obviamente, que para avanzar en éste supuesto hay que actuar de manera coordinada con el resto de las universidades autónomas para evitar la división de frentes ante el “enemigo” común. Lo que me preocupa de ésta medida, que hagamos lo que hagamos, difícilmente se podrán satisfacer las expectativas de “participación” de los egresados, empleados, obreros y hasta de los estudiantes, porque la nueva dinámica afectaría la manera como hemos entendido a la Universidad de una forma tradicional, además, el piso para llevar a cabo estas transformaciones audaces implican un liderazgo creíble fundamentado en la competencia y la confianza, y sobre todo, el consenso. A la larga pudieran estar prevaleciendo los “pequeños intereses” de cada sector por encima del gran interés de todos que está representado por una UNIVERSIDAD pertinente y adecuada a los grandes retos del país en éste siglo XXI. Además, las universidades no son un país aparte, necesitan sentirse aliadas del Gobierno, sea éste de la ideología que sea, y que sientan ambos, que forman parte de una estrategia de país compartido, y si éste, el Gobierno, las percibe como enemigas, pues la confrontación, cono ocurre hoy en día, no nos conduce a ningún lado.
La verdad es que el CU y las autoridades universitarias en todas las instancias posibles debieran abocarse a debatir acerca de ésta situación de una manera franca y abierta. Con la buena voluntad por delante, y tratando de obtener las mejores salidas posibles a ésta gran crisis que enfrentamos. El futuro de la universidad venezolana: DEMOCRATICA, POPULAR y AUTONOMA está en juego, profundizar en esas conquistas es nuestro deber y responsabilidad.
Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán
Representante de los Profesores ante el CU

No hay comentarios:

Publicar un comentario