lunes, 31 de enero de 2011

Opinión

LA DEFENSA DEL SALARIO ES HOY UNA PRIORIDAD

¿Cómo me gustaría encontrar en mis autoridades universitarias, gremios, la llamada “inter-gremial” y otros conglomerados, incluso los cercanos al oficialismo, el mismo espíritu de lucha que se vivió en diciembre por “salvar” a la Universidad ante la aprobación de una nueva Ley de Universidades inconsulta, pero ahora saliendo a las calles para defender nuestro salario y conquistas laborales?

Es sostenido la tesis de que éste es un Gobierno anti universitario porque maltrata a las casas de estudios superiores asignándoles un presupuesto deficitario y a rajatabla sin que medien acuerdos entre las partes acerca de los fines que mancomunadamente se aspiren lograr. El Gobierno asfixia a las universidades presupuestariamente y con ello alienta en lo interno sus propias contradicciones y debilidades. El Gobierno Nacional, la OPSU, el Ministerio de la Educación Superior, poseen de sobra los mecanismos controladores para que las universidades nacionales les rindan cuenta acerca de cómo se ejecutan los presupuestos y detectar las irregularidades en los casos en que se incurran, y con ello, sancionar. ¿Por qué entonces no lo hace? ¿No será más bien que hay complicidades e intereses subalternos más poderosos que la parafernalia de una denuncia vacía de parte y parte? Sobre éste tema y muchos otros hay una tremenda hipocresía.

Ahora bien, donde el Gobierno es explícitamente anti universitario, es cuando se niega a cumplir con la NORMAS DE HOMOLOGACIÓN, aprobadas éstas con rango constitucional y que desde el año 2008 ha implicado el congelamiento del salario y otros beneficios sociales.

Esta política de rendirnos, doblegarnos, a través del presupuesto disminuido o de salarios depreciados no es algo casual, esa búsqueda por nivelar desde abajo, pareciera representar la esencia de un proyecto contario a los intereses de la mayoría.

Todos sabemos que nuestro sueldo apenas nos cubre lo básico y que a cada rato tenemos que ir a la Caja de Ahorros a solicitar los consabidos préstamos, que a la vez nos los descuentan mermando la mensualidad. Todo termina en un círculo vicioso cercano al infortunio. Nuestra calidad de vida se ha deteriorado tanto que ya la prioridad no es tanto preparar una clase, realizar un postgrado o atender las labores académicas que nos conciernen, sino ver de qué forma obtengo los dineros que me hacen falta para la comida, pagar los servicios, asegurar el carro, pagar los impuestos, la matricula de la escuela de los hijos y pedirle a Papa Dios que no se nos dañe el carro o un artefacto de los domésticos (nevera, aire acondicionado o lavadora) y no enfermarnos, con todo y que tenemos al IPPLUZ. Hoy una simple gripe te desbarajusta el más ordenado presupuesto. Y para colmo, aquí internamente, Autoridades y Decanos, juegan con nuestra necesidad al aprobar un presupuesto que pone en peligro el salario (11 días de antigüedades), el bono de alimentación, los aportes a las Cajas de Ahorro, los ascensos y otros importantes beneficios que no son NEGOCIABLES. Es decir, así como el Gobierno hace lo que le da la gana irrespetando las mismas leyes y convenios, aquí en lo interno, ocurre otro tanto.

La propuesta que hago es diáfana: hoy la prioridad es la defensa de la UNIVERSIDAD a través del rescate de la dignidad del trabajador universitario (obreros, empleados y profesores) que merecen ser remunerados de una forma conveniente y cónsona con los altos fines que llevamos a cabo. Hoy, todo cualquier otro asunto, es subalterno.

Prof. Angel Rafael Lombardi Boscán
Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario
Disponible en http://consejouniversitarioluz.wordpress.com/